Época: Renacimiento7
Inicio: Año 1500
Fin: Año 1510

Antecedente:
Pintura clasicista

(C) Jesús Hernández Perera



Comentario

En Venecia, por los mismos años que Miguel Angel y Rafael daban norma y color al Clasicismo romano impulsado por Julio II, tenía lugar el surgimiento de otro gran polo del Renacimiento clásico. Aunque la ciudad no tuvo el mecenazgo papal ni la prosperidad y significación política de la república mantuvo todos los resortes económicos tras la caída de Constantinopla, sí contó con el eficaz gobierno del Dux, bajo cuyo celo las tradiciones medievales del bizantinismo de su catedral de San Marcos y del gótico internacional dieron paso al Renacimiento. Ayudaron a fortalecerlo muchos cuatrocentistas forasteros, tanto florentinos, como Donatello y Andrea del Castagno, el paduano Mantegna o el siciliano Antonello, más los arquitectos venidos de Lombardía.
La renovación del lenguaje había sido catalizada por la dinastía de los Bellini, desde el feraz dibujante Jacopo hasta sus dos hijos pintores Gentile y especialmente Giambellino, cuyo arte se prolonga los tres primeros lustros del XVI hasta 1516, junto con el pintoresco Vittore Carpaccio, cronista de la peregrinación de Santa Ursula o de escenas de burdel, cuyos escenarios urbanos, lo mismo que las procesiones de Gentile, abrieron camino a las pobladas multitudes de Veronés. En las Madonnas e historias sacras o alegóricas de Giovanni Bellini se había ido desarrollando, tras las rigideces dibujísticas de su cuñado Mantegna, una particular visión del paisaje donde, en desventaja del diseño tan cultivado de los florentinos, se impuso un colorido gayo y luminoso, reflejo de sus canales, bajo una clara luz matinal descendida de cielos azul intenso.

Quien recogió de su maestro Giambellino esa tonalidad diáfana hasta convertirla en mensaje clásico, de equilibrio comparable al de Rafael y Leonardo, de quien seguramente recibió influjos a su paso por Venecia desde Milán, fue Giorgio de Castelfranco, localidad véneta de su nacimiento hacia 1478, más conocido por Giorgione.

La huella de Bellini es sensible en la luz, el paisaje y la composición triangular que adopta en una de sus primeras obras seguras, la Pala de Castelfranco Véneto, conservada en su catedral, que puede fecharse h. 1505. Su escalonamiento triangular es comparable al Rafael de esos mismos días florentinos y a Fra Bartolommeo. Es una Sacra Conversación no entre la Virgen, San Liberal y San Francisco, sino de éstos con el espectador. Parecido clima presenta la Adoración de los Reyes de Londres (Galería Nacional), aunque se aparte de la estricta simetría en la composición.

La novedad técnica de mayor trascendencia que aportó Giorgione al arte de pintar veneciano fue la de prescindir de bocetos y dibujos previos y aplicar directamente el color sobre tabla o lienzo. Este cambio radical sobre el comportamiento florentino lo data Vasari exactamente en 1507, por mano de Giorgione. El toque inmediato del pincel podría acarrear incorrecciones y arrepentimientos que era necesario cubrir, pero a la vez que se ganaba tiempo fundiendo la etapa inventiva y su ejecución en una sola, se lograba mayor espontaneidad, colorido y frescura. Se sabe que ya lo empleaba Giorgione en los incompletos murales del Fondaco dei Tedeschi, el centro mercantil de los alemanes frente al Gran Canal de Venecia, en los que también tomó parte su discípulo Tiziano, quien lo adoptó de inmediato.

En el enigmático y sugestivo lienzo de La Tempestad, obra de las pocas documentadas del maestro hacia 1508, los exámenes radiológicos han encontrado varios pentimenti que confirman la técnica. El argumento de este cuadro ha suscitado constantes comentarios, por el especial atractivo de su paisaje a la vez tranquilo y herido por el rayo, donde un curioso lancero parece sostener un diálogo mudo con la joven madre que desnuda amamanta a su bebé.

Parecido secreto encierra otro de sus cuadros indiscutibles, Los tres filósofos (Museo de Viena), de coetánea datación, donde, sin embargo, se discute quiénes son los personajes, si magos, las tres edades o tres pensadores ocasionalmente encontrados ante una caverna alusiva a Platón. El que lleva turbante se ha querido identificar con Averroes, y el geómetra sentado con Euclides, mientras el barbado escriba recuerda al Zacarías de Bellini en su iglesia veneciana.

Algunas de las obras consideradas de Giorgione fueron concluidas por su discípulo Tiziano, como el Concierto campestre (Louvre), los Músicos (Pitti) o la Virgen con San Roque y San Antonio de Padua del Prado. También completó el paisaje y la sedosa sábana en que reposa la Venus dormida de Giorgione en Dresde (h. 1509-1510), inicio de la rutilante y sensual galería de la diosa del amor que produciría la escuela veneciana.

Aficionado a la música y a la poesía, murió a poco de cumplir los treinta años en 1510, pero en su corta obra quedará proclamado un fértil manifiesto clasicista que Tiziano y los que le siguieron sólo tuvieron que desarrollarlo.